TACONES ALTOS
-Quita Sam, me aburres.
Lady Nala se dejó caer en el sillón para descansar de sus altos tacones de plataforma, Sam la siguió y se puso a sus pies. Nala le acarició la cabeza.
– ¿Quieres continuar? – Sam hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
-Desde abajo, y hazlo lento.
-¿Qué ocurre Nala, tu perro se ha portado mal?
Nala se levantó a saludar a César Romano dejando a Sam con la miel en los labios. Los dos se quedaron mirando a Sam que estaba deseoso de continuar su tarea.
-Míralo pobrecito, cómo te mira con esos ojillos de súplica, ¿no vas a dejar que continúe?
-Te estas ablandando César.
-Será la edad, además también quiero disfrutar del espectáculo.
-Pero qué perro eres.
-Yo no, perro ese que tienes ahí.
-Muy bien Amo, toma asiento.
Antes de sentarse, Romano preparó algo de beber y se lo llevó a Nala. Nala bebió un sorbo y se relajó disfrutando de la lengua de su sumiso.
-Tengo que pasarme más a menudo por aquí.
-¿Te gusta mirar César?
-Ufff… En fin volviendo a otros asuntos. ¿Qué fue de Falcón?
-Ni me hables.
-¿Problemas con tu amado?
-No es mi amado, simplemente me molesta que se me escape.
-Te está dando donde más te duele, en tu ego.
-Dame tiempo, yo siempre consigo lo que quiero tarde o temprano…
Autora: Lady Nala