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agosto 2020

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Parte XXII La camioneta se detuvo y se escuchó una voz metálica, femenina, diciendo: "Ingreso permitido." Unos cien metros más adelante, se repitió exactamente lo mismo. Lucía y Patricia los descolgaron y obligaron a bajar: desnudos, amordazados, con los aparatos de castidad colocados, esposados y con los tobillos engrilletados. Con suerte

-¡¿Te ha dejado por una vainilla?!- César no pudo aguantar la risa y explotó en sonoras carcajadas. -César, deja de descojonarte, quieres, ya es bastante humillante. -Lo siento, lo siento, ya paro, jajaja. -Jummm. -Vale, Sele ya paro. -Me siento mal. -Ven aquí gatita. Sele se acurrucó en los brazos de César. -¿Cómo pudo haberme dejado por una

-Quita Sam, me aburres. Lady Nala se dejó caer en el sillón para descansar de sus altos tacones de plataforma, Sam la siguió y se puso a sus pies. Nala le acarició la cabeza. - ¿Quieres continuar? - Sam hizo un gesto afirmativo con la cabeza. -Desde abajo, y hazlo lento. -¿Qué ocurre Nala,

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