Últimas entradas

Contacta con nosotros

Síguenos en las redes

MEDUSA Y CÓMO SU BELLEZA LA CONVIRTIÓ EN DÓMINA

¿Qué pasaría si resignificamos parte de la mitología griega?

Ya sabemos que esta cumplió diversas funciones dentro de la sociedad, como una forma de explicar el mundo, transmitir valores, fortalecer la identidad cultural y entretener a la audiencia.

Está la versión oficial que de forma muy resumida (y aburrida) explica que Medusa (gorgona de belleza extrema y sacerdotisa) fue condenada por Atenea, por enamorarse de Poseidón y tener sexo en su templo. Su furia por no respetar las normas que había impuesto, convirtió a Medusa en un ser horrendo, capaz de transformar a cualquier mortal en piedra. Nada más que agregar.

Hay una segunda versión, que explica que no fue sexo consentido ni que estaban enamorados, sino que fue una violación. ¡¡¡Horror!!! castigando (cómo no) ¡¡¡a la víctima!!!…

En mi imaginación tengo el poder y controlar absolutamente todo… he aquí mi versión: Medusa era junto a sus hermanas Esteno y Euríale, sacerdotisas del templo Atenea. Su función era dar cobijo a los exhaustos guerreros que venían a ofrecer sus exitosas batallas a la diosa Atenea. Ellas, como buenas cortesanas, daban contención en sus majestuosos pechos, a aquellos que venían con ganas de saciar sus ansias de placer carnal. Esteno y Euríale, libertinas por naturaleza, les gustaba juguetear, sobre todo, con aquellos que mostraban más fuerza, decisión y poder.

Sin embargo, Medusa se fijaba en aquellos que yacían agazapados en los rincones y que solo se dedicaban a mirar, como sus hermanas se entregaban a aquellos que mostraban más valor. Por supuesto, ellas eran las que elegían quienes bebían el néctar de su coño, y como eran insaciables, podían estar follando días enteros sin parar… En alguna ocasión, ambas placieron a más de 500 soldados. Medusa, sin embargo no siempre participaba de aquellas orgías, generalmente disfrutaba más, mirando como sus hermanas satisfacían sus cuerpos, al igual que aquellos que eran rechazados por las gorgonas, por no mostrar la fuerza suficiente, para disfrutar horas eternas de esos cuerpos divinos.

Y así pasaron los años… Las gorgonas no envejecían, si bien, no eran inmortales, tenían el poder de mantenerse siempre jóvenes, ya que el placer que les producía follar con esos hombres fornidos, las mantenían siempre lozanas.

En una ocasión, Poseidón que había oído de estas orgías, y que venía del mar bravío del norte, subió al Templo de Atenea, y fijó su mirada en Medusa, que paseaba por los jardines del lugar. Su caminar lo dejó embobado, el movimiento suave de cadera, la túnica transparente que acariciaba su cuerpo y que intuía unas curvas prominentes, la mirada displicente de ella y despreocupada, lo volvió loco. Se acercó por detrás y la cogió por la cintura. Medusa sintió el frío petrificante que traía Poseidón y que ahora la envolvía a ella.

Él, acostumbrado a hacer lo que le apetecía, intentó seducirla para que abriera sus piernas y poder penetrarla. Ella jamás había sido forzada a hacer algo que no deseara, invocó el fuego de su interior y con un grito ensordecedor, dejó petrificado a Poseidón. En ese momento, Atenea, que se encontraba en el salón principal del Templo, la escuchó y salió a los jardines a ver qué ocurría. La escena era dantesca, Poseidón ante la negativa de Medusa y aún petrificado, lograba con todas sus fuerzas, soltarse del hechizo que le había hecho. Él había llamado al tsunami del norte, que se acercaba en forma de una ola gigantesca y furibunda, y que logró deshacer el hechizo. Enfrentarse a un Dios como Poseidón, poseedor del poder del agua, era agotador y Medusa por más que fuese todo fuego, sentía que ya no podía aguantar más y empezó a desfallecer, en ese momento él la coge con sus manos y le aprisiona el cuello, para que dejara de gritar. En ese momento, Atenea hija de Zeus, Diosa de la sabiduría y protectora de héroes, al ver tremenda escena, cogió a su animal sagrado, y en un movimiento de su mano, convirtió los cabellos largos, rizados y pelirrojos de Medusa, en serpientes. En ese momento, Medusa deja de gritar, cierra los ojos, siente el poder del animal que no solo recorre los rincones recónditos de su cuerpo, sino que además, le da una fuerza que se concentra en sus ojos, que aún mantenía
cerrados… poco a poco los abre y fija su mirada en Poseidón. Su mirada brillante y beligerante, de un poderío que solo podían tener las gorgonas, convierte en piedra a Poseidon.

Atenea se acerca a Medusa, que aún estaba exhausta y la abraza dándole contención. Le acaricia las serpientes caobas de su pelo, que se enroscan suavemente en los brazos de ambas. Estuvieron así mucho tiempo, acariciándose y besándose. Cuando quedaron saciadas, sonrieron y Atenea le dice a Medusa: “Eres mi preferida, tu belleza que cautiva a los mortales, tu mirada penetrante, tu voz que hipnotiza y ahora, tu cabellera, será el mejor cobijo para aquellos que quieran estar a tus pies”

Medusa la mira agradecida, le besa la mano… y marcha a una de las habitaciones del Templo, donde sus hermanas gozaban de los placeres carnales… Su caminar sublime y su paso firme, hacía que todos voltearan a mirarla. Si las miradas de aquellos guerreros era lasciva, los fulminaba con los ojos y se convertían en piedra, pero en cambio, si veía que era de admiración y respeto, se acercaba a ellos, y los llevaba a sus
aposentos oscuros y transformaba el dolor, en placer.

Si te encuentras algún día, a una mujer que te cautiva y la miras con devoción y en su mirada ves el poder de seducción y sientes como por tu cuerpo, recorren serpientes que te aprisionan, te has encontrado con la fuerza de Medusa, que resurge en el espíritu de las Dóminas de hoy.

 

 

Texto de Mistress Daiana.
Dibujo de Sergio Bleda.

Publicar un comentario

Acceder

Registro

Restablecer la contraseña

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico y recibirás por correo electrónico un enlace para crear una nueva contraseña.