Mantener a los chuchos sanos es su trabajo. Pero en la mazmorra médica los chuchos son más ‘humanos’ y el trato más ‘especial’. La salud de los sumisos es esencial para el divertimento de su Dama y hoy toca test de agujas. La enfermera jefe se coloca los guantes de latex, pero él clava sus ojos en la mesa quirúrgica, llena de objetos punzantes. Ella levanta su bota y coloca el tacón entre las piernas de él: ‘Vamos a ver  lo valiente que eres’ le dice. El sumiso lleva una mordaza de bola, a la enfermera no le gustan las interrupciones ni los gritos molestos.

Otros perrillos les observan desde las perreras instaladas en la misma sala de enfermería, esperando su turno, y alguno prefiere agachar la cabeza para no mirar. Después volverán sus Amas a recogerlos.