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EL REENCUENTRO (PARTE I)

Había pasado un año desde que me abandonó sin más, sin explicación alguna, realmente lo pasé muy mal, no entendía nada… todo era perfecto e iba progresando en cada sesión y su satisfacción era plena, pero de pronto desapareció.

Obviando los motivos y tal… vía internet volvimos a encontrarnos, todo se aclaró y reiniciamos de nuevo la relación.

Me dio instrucciones de como preparar la sesión del reencuentro, sería en mi casa por la mañana:

— Echa a un lado la mesa y coloca en ella todo lo que tengas y compra agujas.

—Entre el sofá y el mueble coloca una manta en el suelo.
—Dúchate la noche anterior y no te eches nada de crema ni perfumes.
—Ponte solo las medias de liga de encaje y maquíllate la cara, solo ojos y labios.
—Cuando llame al portero automático me abrirás, dejarás la puerta de casa entornada y me esperarás en mitad de la manta en posición de recibimiento.

La noche anterior se me hizo eterna… como él me ordenó me duché y me fui a la cama, lo de dormir era algo imposible, pero quería estar fresca y en buen estado para el reencuentro.

Al despertar me puse a organizar la mesa tal y como Él me ordenó, no faltaba detalle alguno, todo bien colocado para facilitarle en lo posible el uso de todo lo que en ella había colocado: velas, pinzas, el gato de colas, la fusta, vara, cuerdas, collar, muñequeras, tobilleras… ah y las agujas que me había ordenado comprar. Me puse las medias negras de liga de encaje. me cepillé la melena, khöl en los ojos y los labios de un rojo exultante.

La hora se acercaba, pero aún así tuve tiempo de tranquilizarme un poco, esperaba impaciente y sonó el telefonillo, todo estaba preparado tal cual Él me había ordenado. Un timbrazo rompió el silencio que en casa reinaba en su espera y le abrí, le dejé la puerta entornada tal y como me ordenó y me coloqué en mitad de la manta en posición de espera enfrente de la puerta del salón, de rodillas, con las nalgas sobre los talones, el cuerpo y los brazos estirados, las manos hacia arriba y mi cara rozando la suavidad de la manta y oí como entraba en casa y cerraba la puerta, oía sus pisadas que se dirigían hacia mi y vi sus zapatos delante de mí.

Continuará…

 

_NeFeR_

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