TENSIÓN SEXUAL Y BDSM: ¿Cómo afecta a cada rol y cómo se debe gestionar?
El motor del BDSM es el deseo sexual, un impulso que estimula nuestra curiosidad y potencia nuestro afán por explorar, probar nuevas experiencias, límites y sensaciones.
La excitación sexual y el deseo erótico mueven en gran medida la inquietud y la sensibilidad humana, son como el agua que hace girar el molino de nuestros instintos y la fuerza motriz resultante puede ser canalizada para ser una herramienta de creación, exploración y cambio.
La satisfacción de nuestros deseos y de nuestras fantasías sexuales nos llevan a explorar, a conocer, a ser intrépid@s, y much@s no han terminado dentro del BDSM por casualidad sino porque en su búsqueda han descubierto que es ahí donde van a encontrar la satisfacción a sus anhelos, donde les va a ser más fácil poder explorar sus deseos y su sexualidad en un ambiente propicio para ello, dado que algunas personas tienen deseos y pulsiones que no pueden ser satisfechos o expresados con libertad en los ambientes normativos o más estandarizados.
Si bien para algunas personas los deseos y pulsiones sexuales más profundos se expresan en meras fantasías que son al instante desahogadas a través de la masturbación, sin trascender y sin que den paso a un proceso de verdadera exploración y de desarrollo de las mismas, para otras esta tensión sexual y estas fantasías se convierten en el aliciente para explorar nuevos horizontes y posibilidades. Mientras algun@s solamente se conforman con simplemente aliviar sus instintos otr@s van más a allá y se atreven a vivirlos, esa es la esencia del BDSM.
El deseo y la tensión sexual es, por lo tanto, clave para mantener esa potencia creadora, esa fuerza motriz que fomenta la exploración y la curiosidad inquieta, esencial para moverse dentro del BDSM. Esto no significa ni que debamos reprimir nuestros instintos ni que debamos desatarlos para que nos gobiernen, simplemente significa que debemos ser capaces de regular, canalizar y orientar nuestra libido para hacer de ella ese combustible que estimula nuestra imaginación, nuestra creatividad y nuestras ganas de probar y vivir nuevas experiencias de forma responsable, consciente, respetuosa y madura. De nada sirve una enorme tensión sexual no resuelta ni tampoco un insaciable deseo sexual ahogado en el pozo del onanismo y de la autocomplacencia, desear implica querer aprender, crear, meditar, compartir y crecer.
La tensión sexual, estable y sostenida, es esencial en una relación D/s. Dom y sub deben compartir unos niveles de libido similares para que su relación fluya y puedan discurrir a la par en su proceso de exploración y de evolución de su sexualidad. En el/la Dom mantener un nivel razonablemente estable de tensión sexual le hará ser más creativ@, estimulará sus ganas de probar y explorar cosas nuevas con su sub, fomentará su deseo de compartir sus experiencias y de expresar su mundo interior, le ayudará a sentirse bien y a ganar autocontrol. En el caso del/de la sub mantener esa misma tensión sexual le/la hará ser más entregad@, más sumis@, le ayudará a abandonarse, a encontrar placer en el acto de servir, de compartir, de expresar libremente sus deseos y fantasías en toda su profundidad sin reparos ni tapujos.
Encontramos entonces que la tensión sexual debidamente dirigida y regulada es el núcleo tanto de la Dominación como de la Sumisión, porque estimula al/a la Dom a crear y a innovar y al/a la sub a entregarse y a abandonarse. La inexistencia de esta tensión causaría que la apatía, la monotonía y la indiferencia se apoderaran de la relación, privando a la misma de cualquier emoción, mientras que el exceso de tensión no resuelta derivaría en una relación tempestuosa, tóxica, peligrosa, dañina y destructiva para ambos. Es por lo tanto muy importante saber controlar dentro de una relación D/s esa tensión sexual, que debe existir y estar siempre presente, dado que es el fuego que alumbra el camino y aporta calidez, pero que de nada sirve si es un incendio fuera de control o brasas mojadas que se extinguen.
Ilustración: geknebelt