Hace un rato he llegado de un lugar de la costa catalana. Es un camino que me gusta hacer. Un paisaje que me es familiar, cotidiano. Pero a diferencia de otras veces no es el mar el que llena mi memoria inmediata sino la presencia de una de las Amas más solemnes, protocolarias, experimentadas y superiores del panorama nacional e internacional.

Tuve la posibilidad de conocerla antes de la Pandemia cuando precisamente estaba acomodando su Reino. Como sumiso pude colaborar aportando manos y carga donde me fue requerido. El movimiento Femocracy se estaba consolidando y es interesante observar el recorrido de expansión transitado desde ese momento hasta la actualidad.

Me ha recibido Ella en persona y me ha hecho pasar a la casa. Obviamente he besado sus pies agradecido. En el jardín estaba un esclavo desnudo, con el collar metálico y un cbt colocado. Más adelante, cuando me ha mostrado la evolución de las obras, he visto a otro esclavo también desnudo y con los mismos atuendos. Este estaba arreglando la mazmorra destinada a los internados.

En la conversación hemos rememorado momentos, recordado a personas y hablado sobre diversos temas. Claramente, la expansión internacional del movimiento que dirige ha ocupado buena parte de la conversación. En todo momento me he dirigido a Ella de Usted y sabiendo claramente cuál es la posición de un sumiso ante una Gran Señora. Estar ante Ella es comprender la jerarquía y vivir en directo, sin intermediarios, la grandeza de la superioridad femenina.

Escribo estas líneas, entonces, por expresa indicación de Ella, la Señora Lady Monique de Nemours. Su nombre resuena a Superioridad Femenina y solo puedo mostrar mi agradecimiento a que me haya permitido conversar con Ella.

Muchas gracias, humildemente me arrodillo a sus pies.