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ASÍ QUE QUIERES SER UNA DÓMINA, ¿EH?

 

El hacer realidad tu fantasía de dominación no es tan simple como quizá hayas imaginado. He aquí unas habilidades que, antes, deberás perfeccionar.

 Parece un sueño hecho realidad: un dedicado esclavo (o dos) a tu capricho, dispuesto y deseoso a someterse a todos tus antojos sexuales, por raros que sean. Pero no, no eres rara… quizá un poco excéntrica. En la comunidad BDSM se referirán a ti como la Dómina. Y, sin embargo, lo cierto es que el realizar esa fantasía puede ser a menudo mucho más difícil de lo que te puedas llegar a imaginar. No solo requiere que tengas un auténtico deseo de controlar, sino que también exige un cierto número de otras características, algunas de las cuales puede que te sorprendan.

Así pues, ¿tienes lo que se necesita para ser una Dómina? Vamos a averiguarlo, ¿no te parece?

    Firmeza

Quizá esta sea una de las cualidades más obvias que necesite poseer toda Dómina. De hecho, la firmeza es absolutamente necesaria.

Para ser una buena Dómina has de saber muy bien lo que quieres y no debe de darte miedo contarles esos deseos a tus sumisos. Y no es el momento de ser bien educada, así que olvídate de lo que te enseñó Mamá y nada de “por favor” ni “gracias”. En lugar de eso, da órdenes concisas para que entiendan bien lo que quieres. ¡En otras palabras, sé firme!

    Autoconfianza

 Si no tienes confianza en ti misma, no darás la talla como Dómina… y, probablemente, tampoco disfrutarás siéndolo. Otras Dóminas, e incluso sumisos, pueden oler a un kilómetro esa falta de confianza en ti misma. Para ser una buena Dómina no puedes estar constantemente preocupada por como les caes a los otros ni estar preguntándote que será lo que tus sumisos piensan de ti.

Dicho esto, añadiré que el practicar la dominación puede hacer milagros para potenciar una autoestima que flaquea. Si lo que necesitas es un empujoncito, entonces prueba con este rol. En cuanto a la autoconfianza, hay algo que puedes hacer al principio: ¡simularla! Métete en la cabeza que eres poderosa: una Diosa del Sexo. Incluso aunque seas nueva en el mundillo de la dominación y no tengas ni zorra idea de lo que estás haciendo, el simularlo puede ayudarte muchísimo, dándote una verdadera autoconfianza.

    Comunicación

La comunicación es algo muy importante durante cualquier relación sexual, pero aún lo es muchísimo más durante una escena BDSM: una comunicación sincera entre la Dómina y el sumiso es vital durante el juego de la dominación. Como Dómina, tu debes de sentirte cómoda expresando cuando expreses tus deseos y necesidades sexuales. También debes de animar a tus sumisos a que te hablen sobre lo que desean obtener de esa experiencia.

Y antes de cada actividad BDSM (la “escena” o “juego”) es importante establecer las reglas que todos deben de respetar, así como aclarar que limitaciones pueden tener los participantes. Por ejemplo, puede que tu estés desean propinar una buena fustigación con una caña… eso está muy bien, pero no presupongas que tu compañero de juego va a ser receptivo a tal paliza.

Además, antes de cualquier escena, establece una palabra de seguridad. Los colores de las luces de tráfico: rojo, amarillo y verde, son considerados por muchos como las mejores palabras de seguridad. Obviamente rojo significa “¡para ya mismo!”, amarillo  “más suave” o “más lento”, pero no que pares del todo, y verde está claro que quiere decir “adelante con los faroles”.

Y si usas palabras de seguridad propias, asegúrate de que son palabras o frases que no vayan a salir sin más durante el juego. Por ejemplo “para” o “Me estás haciendo daño” son malas elecciones, porque pueden ser pronunciadas durante la escena, mientras que “Nabuconodosor” o “Mambrú se fue a la guerra” sirven, pues no es probable que las digan sin motivo durante el juego.

    Responsabilidad

El ser una buena Dómina implica muchísima responsabilidad. No sólo eres responsable de dar placer a otros, sino que además a menudo eres la responsable de su seguridad física y bienestar emocional. De hecho, la seguridad debe ser antepuesta a todo, incluso a los deseos, tuyos o de tu compañero. Si algo no parece seguro, mejor evitarlo y pasar a otra cosa, especialmente si tu compañero y tú no os conocéis bien.

    Respeto

 Este es un atributo que puede parecer sorprendente para una Dómina, pro es uno de los más importantes que debe poseer. Tienes que tener respeto, absolutamente, tanto de ti misma como de tus sumisos.

Seguro, los sumisos esperarán, de tus actos y de tus palabras,  un cierto grado de humillación, pero no lo tomes como que tienes derecho a abusar de ellos. Siempre debes de respetar sus límites y debes llegar a saber lo que les resulta excitante, antes de meterte de lleno en su dominación.

    Autocontrol

 Uno de los mitos que corren por el mundillo del BDSM es el que asegura que la Dómina tiene un control total sobre el sumiso: de hecho, es el sumiso el que tiene la mayoría del poder en la relación BDSM. Y, tal cual el respeto, el autocontrol es algo absolutamente necesario para la Dómina. Desafortunadamente esa es una de las cosas más difíciles de aprender, y es especialmente duro el practicarlo durante una escena. Pero las Dóminas deben de ser responsables tanto de sus acciones como de las de sus sumisos: si pierdes el autocontrol puede que pierdas a tu sumiso.

    Conocimientos

El querer ser una Dómina es una cosa, el comprender exactamente lo que le cae a una encima cuando llega a serlo es otra cosa muy distinta. Siempre le puedes añadir alguna cosilla rara a tu repertorio sexual, pero la práctica del BDSM precisa llevar las cosas mucho más allá. Estate preparada a aprender las técnicas y a practicar la utilización de los instrumentos propios del BDSM. Asegúrate pasar el tiempo preciso para aprender el correcto empleo de implementos, equipo para ataduras y cualquier otra cosa precisa.

    Paciencia

 El entrenar a tu sumiso y aprender como ser una buena Dómina implica una buena cantidad de tiempo y paciencia. No vas a convertirte en Dómina de la noche a la mañana, así que prepárate a emplear algún tiempo perfeccionando tu arte. Empieza por leer todo lo que puedas sobre el tema, o quizá puedas aprender de alguien que ya este en el mundillo. Y, finalmente, recuerda que a la perfección se llega a través de la práctica.

Y entonces, si el BDSM es lo adecuado para ti: ¡ve y calienta unos cuantos traseros!

 

    Por: CJ Edwards

   Encontrado en Kinkly.com

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