UN SIN VIVIR IX
CAPÍTULO 9: Cabilando
El día a día para Agnes, suele ser agobiante, fundamentalmente por los horarios y los múltiples compromisos, estresante de tantas cosas con las que lidiar. A Ella le gusta mucho el Bdsm y disfruta practicándolo y aplicándolo.
Pero da para lo que da, o sea divertirse y de paso pasarlo bien con sus amistades, con las cuales ha ido compartiendo placeres, momentos, habilidades y juegos que todo practicante bedesemero tiene. Mantener una casa, un trabajo, la cafetería y los gastos que implicaba todo eso. Sin contar su proyecto personal el cual viene trabajando desde hace 2 años y por el cual espera pacientemente se realice. Luego sus gastos personales, ampliar, equipar, renovar los instrumentos, el guardarropa y un largo etc etc conllevan a invertir y para hacerlo los ingresos cuentan, sin descontar los múltiples compromisos que cubre por sí misma. Por tanto disponer de un posible esclavo total 24/7 pasaría a ser una nueva obligación a no ser que él aportara de algún modo a su economía y vivieran en un departamento independiente de su casa, claro está. Lo cual en éste instante era más viable desestimar como “oferta”. Ella tenía muy claro con quien sí, viviría en 24/7 y por ahora, aunque le lleguen ofertas no estaba preparada para ello. Ya lo ha desestimado en anteriores ocasiones, debido a varias razones; la principal: no sentirse seducida por el candidato, ni en el caso de “liebre”, un esclavo que a pesar de su insistente oferta, cuando Ella lo rechazó, optó por no abandonarla como a su confidente y amiga. Esa fidelidad le pareció encomiable pues cuando le dejó claro que no lo aceptaría por “tener novia vainilla” dejó por un tiempo el esclavo de solicitarle sesiones. Pensó Agnes que lo había perdido para siempre, pero al cabo de más de 6 meses apareció humilde y contrariado por su anterior proceder, rogándole a Dómina Agnes que tuviera a bien aceptarlo de nuevo en su lista de serviles sumisos. Lo tuvo en vilo durante varios días ya que se presentaba la dificultad de la distancia, situación que Ella no deseaba volver a experimentar. Se opuso firmemente a aceptarlo, así que la sesión que disfrutaron sería la última. Ya que Ella vivía en la capital y él, al norte del país. Y salvo que él pagara sus viáticos, no podrían verse con la frecuencia que una relación D/s implica. Tras esas dos semanas de vacaciones que le dieron en la Ciudad, “liebre” pudo gozar de nuevo de la firmeza de su adorada Ama y la rudeza de su strap-on, agradeciéndole y contando en alto y en presencia de la esclava pollett, cada uno de los impactos recibidos, como si con el dolor que Agnes le infringia -a cada varazo de su cane o embestida más intensa-, estuviera recibiendo el maná necesario para recuperarse de la travesía del desierto que había significado para él estar lejos de su Dómina durante tantos meses. Y más aún, sabiendo que Ella no lo aceptaría más como esclavo, éso, le martirizaba por dentro. Pero liebre no se lo quiso decir y no lo hizo porque deseaba intentar tener una vida que no conocía, aunque en el fondo él habría querido tener novia y Ama, lo cual desde luego a su Señora le tomo por sorpresa y acto seguido, le quitó el collar y le retiró su confianza.
Al concluir el castigo fue encerrado en la jaula durante varias horas, sin un mimo que lo confortara, sin un dulce beso por parte de Ella, sin absolutamente ninguna muestra de afecto que otrora él tenía a raudales por parte de Agnes. Lo había vestido de maid, lo sodomizó y lo estrujó con demasiado repudio, lo cual a él lo hacía sentirse más devoto y entregado a la única Ama que lo comprendía, que lo llenaba en “casi” todos los sentidos, pero liebre sabía y sentía en sus carnes, que ésta sesión fue dado con dolor, sí, con el dolor del alma de su Ama. Si algo habia aprendido también en todos estos años juntos fue conocer a su Dueña, justo como Ella lo conocía a él. Agnes después de haber sesionado a liebre, le dejó presenciar desde allí en la jaula y en directo la siguiente intervención de su Ama: una pareja de lesbianas, ambas masoquistas como liebre y ellas de ésas masocas duras y necesitadas de sufrir suplicios varios de manos de una verdadera Dómina. Fue inenarrable el espectáculo de sumisión y masoquismo que le ofreció su Dueña, llegando liebre a la conclusión, con la excitante visión, que el camino que él había escogido era el adecuado para ser feliz, tenía que serlo, porque lo estaba apostando todo, e incluso a quedarse sin la existencia de la extraordinaria persona que lo conocía desde las uñas de los pies hasta el último de sus dorados cabellos. Agnes era la única persona que podía leer su rostro y su mente, sin él decirle nada. Aún si tuviera que conformarse con tan poco después del rechazo que Ella le profesó por su conducta, lo lamentaba y se le estrujaba el alma solo de pensar en no verla durante quien sabe cuánto tiempo, su trabajo lo demandaba mucho y no ganaba lo suficiente para pagar viajes y poder verla y estaba la reciente primera novia vainilla con la cual se había liado sin haberlo comentado con Ella, por lo tanto la devoción que sentía por Agnes se la tendría que profesar en silencio y muy a su pesar desde luego, él sabía que todo aquello quizá lo sumiría de nuevo en la desesperación y ansiedad con la que todo sumiso vive al no tener cerca a su Ama, pero él se haría cargo de eso como pudiera. Tenía que intentarlo por él mismo, el tiempo le daría la respuesta por tan inesperada decisión que tomo él y pese a todo lo sucedido contaba con la bendición de su adorada ex-Ama. Y por supuesto claro está, sin Ella a su lado.
Tampoco Agnes aceptó a vlad, un joven de veintitres años que se entusiasmó con pertenecerle tras los dos primeros encuentros. Estaba dispuesto a entregarle todos sus emolumentos como programador informático, pero a Agnes le pareció demasiado joven, si bien muy atractivo. respetuoso, sincero y de nobles sentimientos. Pero, por tanto voluble a los cambios que a tan temprana edad suelen gobernar la vida de los seres humanos. A Agnes le gustaba beneficiarse del joven, suponía una Tutoría e iniciación, pero siempre bajo sus indicaciones y apetencias, sin embargo “ni hoy ni nunca”, concluyó como respuesta, dando por zanjado el asunto con vlad. El chico entendió los argumentos de su Ama pero tras finalizar aquella sesión, desapareció definitivamente de la vida de Agnes como sumiso y sólo quedaron como excelentes amigos. “Mejor” se dijo Ella al comprobar tras un par de meses lo que se había temido aquella tarde, que su rechazo implicaría que el joven se sintiera tan repudiado como para optar por alejarse de forma determinante de lo que para él significaba un estimulante futuro. Aunque para sus adentros sabía que tarde o temprano el chico volvería a las andadas, su ansiedad, volvería a estar tarde o temprano latente en la mente y el cuerpo sumiso, eso Ella lo sabía por experiencia. Acabó ratificando meses después que no se había equivocado al tomar aquella decisión, la poca fidelidad de aquel esclavo se lo había certificado.
En cambio a vineeth lo conceptuó, -de principio-, el que ocuparía esa plaza en el modo de vida 24/7. Pero el chico no tenía aún la respuesta de sus Jefes para volver a trabajar y establecerse en México. Éste hubiera podido ser un candidato ideal, por lo servicial y atento. Había dejado buen recuerdo en Agnes.
Aquella tarde y en contra de lo que suele ser habitual en Ella y mientras esperaba la llegada puntual del sumiso que aquel día iba a gozar en sus manos, tuvo a bien comentar el ofrecimiento de luís, con pollett. Lo hizo de forma directa, aunque sin referirse a la criatura candidata.
-Dime pollett, ¿cómo verías que te aceptara ya definitivamente como esclava 24/7?
La mujer, se sorprendió. Conocía los rechazos sufridos por dos peticiones que le había hecho a Ella, y sabía de la firme convicción de su Dueña. Incluso en alguna ocasión, ella misma y con gran sutileza, había mencionado el tema, dejándole entrever que estaría dispuesta a canjear la actual situación como ayudante sumisa contratada, por la de esclava total, recibiendo o bien el silencio por respuesta o una negativa justificada que Agnes no solía dar pero que cuando lo hacía, la clavaba, en forma y fondo.
-Pues no sé Señora. Creo que me haría muy feliz.
-¿Y tu hermano?
pollett vive con un hermano mayor que ella. El hombre, pues ya es todo un hombre, nació con síndrome de Down y al morir su padre, -su madre había muerto con anterioridad-, le prometió pollett en el lecho de muerte, que por nada del mundo lo abandonaría.
-No sé, me organizaría con su permiso, de forma que no perturbara mi dedicación a Usted.
pollett no quiso ser completamente franca. Pensaba que quizá no podría combinar la existencia de ambos, Agnes y su propio hermano. Sabia de lo dificultoso del encaje.
-Y si en lugar de a ti, se lo ofreciera a otro, ¿qué te parecería?
pollett no pudo contener del todo su desconsuelo y Agnes lo percibió. No obstante la esclava, enseguida logró dominar su decepción lo mejor que pudo.
-Pues si ese fuera su deseo, me parecería, bien, Mi Señora.
-Sabes, me lo estoy planteando.
pollett fue más lejos de lo habitual, se atrevió a interrogar a su Ama.
-¿Y quién es, el afortunado?
-Te noto curiosilla esta tarde. Creo que te mereces unas pinzas. Ve, tráemelas, las japonesas esas que tanto te gustan.
Agnes sabe que a pollett, esas pinzas la horrorizan, pero masoca al fin y al cabo disfrutaría. Aquella tarde le pinzó no sólo los pezones. Siguió con los labios vaginales. Cuando la tuvo decorada le ordenó: –hoy vas a tener protagonismo en la sesión, puede que te las arranque el esclavo a latigazos, como premio por permitirte ser tan curiosa. ¿Así quieres convencerme que haría bien aceptándote como esclava 24/7? ¿Interrogando a tu Dueña?
La esclava se arrodilló de inmediato. El sufrimiento que le producían esas pinzas en sus pechos era intenso, pero más doloroso era el remordimiento por haberse atrevido a preguntar con cierto descaro a su Ama. En su cabeza le pareció adecuado el suplicio al que la estaba castigando su Dueña, no de la misma forma que en su ya palpitante vulva, pero en ningún caso lo mencionaría a no ser que Ella se lo inquiriera. Había aprendido la lección, por esta vez.
La tuvo sufriendo durante toda la sesión y al final de la misma y ya vestido el sumiso y presto para abandonar la mazmorra, le ordenó que arrancara con la boca todas las pinzas del dolorido cuerpo de pollett. Procuró hacerlo con tiento las primeras, consciente del padecimiento que estaba sufriendo la esclava, pero en la tercera, Agnes le dejó bien claro que no quería miramientos estúpidos. Hazlo con rudeza perro !! Ha cometido una grave falta y un esclavo debe aprender a corresponder a su Dueña cuando se equivoca gravemente.
El sumiso obedeció y los gritos de pollett fueron ostensibles, hasta que Agnes le colocó una mordaza de bola en la boca. La erección que le produjo a aquel sumiso la tarea que Agnes le había encomendado sobre su esclava, le pareció a la Dómina la mejor muestra de que no hay mejor sumiso que aquel al que alguna vez le han permitido ejercer el poder y control sobre otra criatura. Consideraba Agnes que era la muestra más evidente al respecto, donde la sumisión podía convivir perfectamente ante la dominación, simplemente se trata de encontrar los resortes adecuados que pulsar y Ella los conoce prácticamente todos. Una mala experiencia con un practicante switch, le había enseñado que algunas personas podían convivir ambos roles, pero que a la postre solo traería inestabilidad y problemas, los cuales Ella en absoluto deseaba experimentar de nuevo, mucho menos iniciar a sumisos en ese rol. Siempre se decía: Si no saben lidiar con un rol, mucho menos con dos. Y su padre le había enseñado una gran lección: Agnes, en la vida…. o eres frío o eres caliente, porque a los tibios, hasta Dios los escupe.
Cuando se quedaron solas, pollett y Agnes durante el after Ella le prodigaba caricias amorosa y afectuosamente en el cuerpo dolorido por el pinzamiento, el cual que quiso regalarle como un pequeño obsequio a su posible futura esclava 24/7.
-Me ha gustado, -aunque me molestó-, que gritaras. Prueba de que estabas sufriendo mi niña y ya sabes, no hay nada más excitante como ver y sentir que mis esclavos saben sufrir por y para mí.
No le comentó nada sobre aceptarla o no como esclava total. Permitió que pollett regresara junto a su hermano repleta de dudas. Esa decisión le correspondía absolutamente a pollett y Agnes la aceptaría. A pollett le rondaba una duda: “¿Habré estado realmente a la altura de lo que Ella desea de mí?”, una pregunta que en parecida forma se estaba haciendo desde hacía días luís en Barcelona, aunque utilizando un tiempo verbal distinto: “y en caso de aceptarme, ¿lograría estar a la altura de sus expectativas?”.
Aquella tarde luis decidió pasear por la Barceloneta, el muelle de su ciudad. Se quedó durante el transcurso de aquel lento deambular. luis seguía debatiéndose angustiado por la propuesta que ya le había transmitido y de la que todavía no había obtenido respuesta.
A miles de kilómetros del poderoso influjo de Ella, sentía esa angustiosa sensación de no poder estar con quien deseaba y se sentía plenamente enturbiado por aquella Mujer dominante.
Autor: Ðomme An~Liman†our.