UN PAQUETE DE CIGARRILLOS COMO MARCA DE SUMISIÓN
Tuve la suerte, poco antes de que empezara la Pandemia, de contactar con la Señora Lady Monique de Nemours. La situación fue la siguiente: me encontraba en esos días cerca de Barcelona y vi que se organizaba un encuentro Femdom. El encuentro, que organizaba la Señora, sería unas semanas después de mi partida. De todos modos, a través de una Ama amiga en común, Mistress Patricia, me animé a contactarla. Cabe decir que Mistress Patricia dio buenas referencias de mi y aprovecho estas líneas para agradecérselo nuevamente. Es una Ama extraordinaria responsable del Capítulo de Femocracy Argentina.
Realizado el primer contacto, en un intercambio de mensajes, la Señora Monique de Nemours me fue preguntado diversas cuestiones hasta que me mandó un cuestionario de sumiso. Me dijo que lo leyera bien y que lo llenara a conciencia. Es un momento interesante cuando uno, en su condición de sumiso, hace un repaso de experiencias, expectativas y momentos. Una vez realizado se lo mandé sabiendo de a quién se lo estaba mandando.
Después de algunas aclaraciones me citó a su Reino para un día y una hora estipulados. Añadió una lista de la compra para ser hecha en una cadena de supermercados concreta y con las marcas y cantidades especificadas. Hacer esa compra fue un “momento sumiso” inolvidable. Cada elemento tenía importancia y cada vez que encontraba una de las marcas exigidas sentía la alegría de estar sirviendo de modo correcto. Era la oportunidad de servir a una de las Amas más conocidas del Estado. Con la compra realizada, le informé que ya estaba lista. En el último momento añadió un paquete de cigarrillos.
Llegado el día me presenté a la hora convenida a su domicilio. Estaba nervioso ante la posibilidad de conocer a la Ama. Cuando me abrió, me hizo pasar al jardín y nos dirigimos al interior de la casa. En la entrada coloqué las bolsas de la compra para que pudiera inspeccionar que lo había hecho bien. La casa, la que hoy es su Reino, estaba en esos momentos en proceso de estructuración. De hecho, en el contacto que habían realizado las dos Amas, habían especificado que yo podía ayudar en algunas tareas que eran necesarias. De este modo, la Señora dispuso que primero tomáramos un café mientras conversábamos y luego realizara las actividades como burro de carga para las que podía servir. Eso fue todo en ese primer encuentro. Me sentí muy afortunado y pasando un rato más que agradable.
De regreso a casa volví a contactarle y agradecerle la oportunidad. Ella comentó que había estado complacida y me ofrecía la oportunidad de volver a servirla. Es a partir de esta segunda oportunidad donde tiene sentido el título de este escrito. Me citó para dos días después. Pensé que le agradaría que le comprase un paquete de tabaco como detalle y así fue que me dirigí a conseguir uno. Lo coloqué en el bolsillo interior de mi abrigo y ahí quedó esperando el momento.
A medida que se acercaba el día en que podría visitarla de nuevo, el roce, el peso o el tacto del paquete de cigarrillos me recordaba continuamente mi condición de sumiso. El paquete como marca, como recordatorio que estaba pendiente de una Señora única. La meteorología nos jugó una mala pasada y tuvimos que posponer el encuentro varias veces. Junto a esta demora, el paquete de tabaco generaba cada vez más dependencia, más marcado me sentía, más sumiso, más expectante.
Finalmente el día del nuevo encuentro llegó y me dirigí a su Reino. Me recibió, conversamos un buen rato y, después de buscar el mejor momento, le alcancé el paquete de tabaco. Fue una señal, era una marca. Arrodillado, me puso el collar y me sentí en el Edén. Pero esto es ya otra historia.
Un sumiso marcado
En homenaje a los 30 años de BDSM de la Señora Lady Monique de Nemours.