SPANKIN. LAS IDEAS DE JOHANN MEIBOM (1629)
Conozco a un hombre con un género de lujuria prodigioso y casi inaudito, por cuanto jamás le inflama el placer si antes no es azotado….Esta criatura suplica semejante favor de la mujer de que se propone gozar y él mismo le entrega una vara…y de rodillas implora a la ramera la bendición de los azotes y cuanto con más vigor es azotado, con más entusiasmo goza, y de semejante manera van juntos placer y dolor. Singular ejemplo es éste de persona que encuentra el deleite en pleno tormento y no es hombre muy vicioso en otros aspectos, reconoce su aberración y él mismo la aborrece.