OSCURO SECRETO
Mis botas altas de cuero negro me esperaban, después de dos meses, he vuelto a la piel de Lady Nala, me enfundo las botas, y semidesnuda, solo con un tanga del mismo color, me encamino a abrir la puerta, en el interior me esperaba un hombre maduro, alto, moreno y algo molesto.
-Me has hecho esperar.
-Me ha costado volver a meterme en la piel de una sumisa, hace tiempo que nadie me domina.
-Pues recupera viejos hábitos Lady, esta vez te toca ser castigada.
-¿Qué he hecho Señor?
-Estar tanto tiempo sin prestarme atención.
Mi primer impulso fue bajar la mirada, ese hombre todavía tenía un control sobre mi absoluto, él ordenaba y mi cuerpo obedecía.
Me puso un collar de castigo, el roce del cuero, y su respiración, hicieron que temblara de excitación, empezaba el juego con el hombre que me había introducido en ese mundo, empezaba el juego con mi Amo…
-Ponte a cuatro.
Me subí a la cama e hice lo propio, me postré ante él dejando al descubierto lo que antes cubría el tanga. Él no se había quitado ni una prenda. Me examinó con detenimiento como si me estuviera haciendo un examen ginecológico.
-Estas empapada Lady.
Pasó un dedo por mi raja, fue una caricia sutil, pero bastó para que me revolviera suplicándole más profundidad.
-Follame ya.
Zasss…-Muy mal Lady, las buenas perras no dicen esas cosas a sus Amos.
La cachetada fue directa a mi nalga izquierda, me escocía pero quería más, siempre quería más.
Se colocó delante mía, los ojos le brillaban por el deseo y sus pantalones confirmaban lo que sus ojos decían, se deshizo de la camisa y el vaquero llevándose por delante sus calzoncillos.
Al verle de nuevo totalmente desnudo después de tanto tiempo aumentó el calor de mi entrepierna, se acarició su pene hinchado, pero en vez de atacar como lo harían la mayoría de los hombres excitados, se dedicó a mantenerme la mirada. Yo, no podía más, el movimiento hipnótico de su mano acariciándose su sexo hacia que me relamiera como un animal al que están a punto de darle de comer algo muy apetitoso.
– ¿Qué quieres?
(No podía hablar, estaba concentrada relamiéndome)
Zasss… -¡¿Qué quieres Lady?!, ¡Responde!
-A tí dentro de mí (suplicante, me mordía el labio, sabía que esa mirada de perra inocente haría que Samuel acabara con mi sufrimiento).
Autora: Lady Nala