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EL NO “SALIR DEL ARMARIO” PUEDE SER UNA BUENA COSA

Es una pregunta que surge a menudo, cuando estoy con amigos del mundillo del BDSM: “¿Qué piensan de esto tu familia y tus amigos?”

La respuesta, al menos en mi caso, es simple: “Nunca tratamos el tema”.

No estamos avergonzados de nuestras tendencias BDSM. ¡De eso nada! Los dos somos muy felices por habernos encontrado el uno al otro, y hay una parte en nosotros que le gustaría gritarle al mundo que la nuestra es una relación feliz, saludable y sensual. Pero el caso es que la mayoría de la gente no quiere oír eso.

Sé que si la mayoría de mis amigos viniesen a mí y empezasen a hablarme de lo maravillosa que es su vida sexual, yo estaría muy contento de poder hablar del tema con ellos. Lo que pasa es que la mayoría de la gente no es como yo. Más bien sospecho que un buen número de mis amigos que mantienen una larga relación están… Bueno, “reprimidos” puede que sea una palabra muy fuerte. Pero el caso es que el hablar abiertamente del sexo, y no digamos de nuestra vida sexual tan poco “normal” sería demasiado para ellos.

Y, en lo que se refiere a nuestros padres… Bueno, igual que a mí no me interesan los detalles de su vida sexual, me imagino que a ellos no les interesan los de la nuestra. Saben que somos sexualmente activos, y con eso les basta.

Mara, mi compañera y sumisa lleva su collar de acero inoxidable 24/7, y eso no es mostrarse muy sutil. Yo uso un anillo con un símbolo del BDSM, y a menudo llevo un gato de nueve colas cuando me disfrazo, así que también dejo caer unas cuantas insinuaciones no tan sutiles. Y, cuando estamos en casa de algún amigo, Mara tiene la costumbre de sentarse en el suelo, junto a mi silla, en vez de en otra silla. ¡Así que hay muchas pistas para quien quiera seguirlas!

Ha habido algunos amigos que sí que nos han preguntado, y yo les contesto siempre. “Bueno, ¿estás seguro de que quieres que te responda a esa pregunta?”, antes de darles ningún detalle. Y, como todos ellos siguen siendo amigos, supongo que hasta hoy no hemos asustado a ninguno lo bastante como para que se aleje.

Simplemente, el BDSM como estilo de vida no necesita, necesariamente, un momento en que “salir del armario”, como lo precisa el gay. Si eres gay y te muestras afectuoso con  tu compañero/a en público, resulta obvio que no formas parte del paradigma del género estándar. En cambio, la relaciones BDSM no es preciso que se revelen en público, ya que normalmente se adecúan al estándar conservador de las relaciones de “un hombre y una mujer”, así que si uno quiere puede parecer ser de lo más “normalito”.

Si quieres ser “abierto y orgulloso” acerca de tu relación BDSM, yo te digo: “¡Adelante, proclámalo!”. Claro que, si no lo deseas, no veo porque eso vaya a ser un problema para ti. Pero, eso sí, ¡no te avergüences de lo que eres!”

Phrodeaux

Encontrado en Internet, en la Base de Datos BDSM “The Iron Gate”

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