CONSEJOS A UN DOMINANTE
- No naciste Señor. Tienes que merecerlo.
- Aunque ya merezcas ser Señor, esto no quiere decir que merezcas a tu esclava. Ningún Señor merece su esclava. Si ella se entregó a ti, fue pura dádiva.
- Tu esclava te dio todo sin pedir nada a cambio. Pero aun sin ella te pide, hay una cosa que tienes que darle: razón para confiar en ti.
- Si tu esclava no se deja atar, el defecto no es de ella: es tuyo.
- Tienes el derecho de ser cruel; tienes el derecho de ser caprichoso; tienes el derecho y el deber de ser firme y exigente; pero no tienes el derecho de no respetar a la mujer que se entregó a ti.
- Tu esclava ya existía antes de entregarte a ti. Tiene una historia, un pasado y una personalidad y no hay otra persona en el mundo igual a ella. No es una muñeca de plástico que puedes moldear a tus fantasías pre-concebidas. Puedes subyugarla; puedes y debes educarla a tu gusto y para tu placer; pero tienes que construir sobre lo que ya es. A esto se llama respeto.
- Quien da las órdenes eres tú. Cuando das una orden, es para ser obedecida. Por eso piensa bien antes de ordenar lo que sea.
- Si te muestras indiferente a tu esclava, te dé placer o te parece necesario, puedes desempeñar ese papel; pero nunca seas indiferente en la realidad.
- Estudia a tu esclava con tanta atención como ella te estudia a ti. O aún con más.
- No confundas placer con felicidad. Tienes el derecho de exigir a tu esclava que te dé placer, muchas veces sin recibir nada a cambio; pero tienes siempre el deber de hacerla feliz.
- Una esclava no tiene derecho al placer. Ella misma será la primera en decirte esto. Pero una mujer es un ser tan sutil y tan complejo que a veces puede tener placer en no tener placer… Respeta también esto, porque se trata de alturas a las que nunca subirás. Por eso, prohíbe el orgasmo a tu esclava, si quieres, al mismo tiempo que haces todo para provocarle; o, por el contrario, le ordenas que tenga un orgasmo mientras te sirves de ella sin ningún preliminar y sin la menor caricia; en ambos casos es posible que le dé un placer que está más allá de su comprensión.
- Haz que tu esclava crezca. Si la haces disminuir, disminuirás tú aún más, y acabarás, por no ser digno de besarte los pies.